Seis claves sobre los misiles hipersónicos Kinzhal que usó Rusia en su ataque masivo contra civiles en Ucrania

La nuevos ataques masivos rusos de esta semana sobre objetivos civiles en Ucrania tuvieron una particularidad: la utilización de seis misiles hipersónicos Kinzhals (”dagas”), la mayor cantidad que haya usado Rusia en un solo ataque desde que comenzó su invasión a Ucrania hace más de un año.

La novedad produjo una serie de interrogantes que los especialistas internacionales y militares de The New York Times John Ismay, Matthew Mpoke Bigg y Adrew Kramer trataron de responder de manera clara y simple con la información disponible hasta ahora.

“Los misiles hipersónicos son proyectiles de largo alcance y gran maniobrabilidad, capaces de alcanzar velocidades de al menos Mach 5, cinco veces la velocidad del sonido, es decir, más de un kilómetro y medio por segundo”, explicaron. Y agregan que “esa velocidad hace que los sistemas tradicionales de defensa antiaérea sean prácticamente inútiles, porque cuando son detectados por los radares terrestres, ya están casi en su objetivo. China y Estados Unidos compiten por desarrollar y desplegar misiles hipersónicos. Otros países trabajan también en esta tecnología: Alemania, Australia, Brasil, Corea del Norte, Corea del Sur, Francia, India, Irán, Israel y Japón”.

Kiev, Kirovohrad, Dnipro, Odesa, Kharkiv, Zaporizhzhia, Lviv, Ivano-Frankivsk, Zhytomyr, Vinnytsia fueron los objetivos de los 81 misiles lanzados por Moscú en la madrugada del jueves. Seis de ellos fueron hipersónicos.

“El Kinzhal es una versión modificada del misil balístico de corto alcance Iskander del ejército ruso, diseñado para ser disparado desde lanzadores montados en camiones en tierra. El lanzamiento del misil desde un avión de guerra a gran altitud, en lugar de desde tierra, le deja más combustible que puede utilizar para alcanzar mayores velocidades.

Aparte de su capacidad para alcanzar velocidades hipersónicas tras su lanzamiento desde el aire, se cree que el Kinzhal se comporta como un Iskander lanzado desde tierra, lo que significa que es capaz de maniobrar para dificultar su interceptación. Algunos Iskander también pueden lanzar señuelos antes del impacto, diseñados para confundir aún más a los radares de defensa antiaérea.

Se cree que los Iskander armados convencionalmente llevan unos 1.500 kilos de explosivos.

Rusia desarrolló originalmente el Kinzhal para romper los sistemas de defensa antimisiles estadounidenses y afirma que alcanza velocidades de Mach 10 y superiores. El Pentágono ha afirmado que es lanzado por aviones de guerra MiG-31.

Moscú dijo por primera vez que había desplegado el Kinzhal en Ucrania hace casi un año en un ataque contra un depósito subterráneo de armas, y desde entonces ha reivindicado periódicamente su uso.

Hay otro misil hipersónico que Rusia afirma tener en su arsenal: el Zircon, un misil de crucero que puede lanzarse desde barcos. Sin embargo, Rusia no ha informado de que haya realizado pruebas de lanzamiento del Zircon durante los ejercicios anunciados por el Presidente Vladimir V. Putin en enero, y no se tiene constancia de que se haya utilizado nunca en combate.

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Los especialistas citaron a Yuriy Ihnat, portavoz de la Fuerza Aérea de Ucrania, quien admitió que “Ucrania no tiene armas capaces de derribar los Kinzhals”.

Gracias a los Kinzhalks y una proporción mayor de misiles balísticos y menor de misiles cruceros, los ataques del jueves alcanzaron sus objetivos en una proporción más alta que la habitual. Según informó Ucrania, 47 de los 81 misiles alcanzaron sus objetivos.

“Las coordenadas del objetivo se cargan en el sistema operativo del misil antes del lanzamiento y, debido a la enorme velocidad que alcanza en vuelo, cualquier pequeña desviación -por ejemplo, que una superficie de control de un ala se mueva demasiado o demasiado poco- puede provocar una variación importante del objetivo”, explica la nota de The New York Times. Eso podría aclarar por qué uno de los misiles impactó contra un auto en Kiev, en lugar de contra un objetivo de mayor importancia militar.

La agencia de inteligencia militar de Ucrania estimó que Rusia tenía, antes de los ataques del jueves, no más de 50 Kinzhals. Por lo que en un solo ataque habría utilizado más del 10 por ciento de su arsenal.

“Por una razón u otra, necesitaban un resultado” esta vez, dijo el vocero de la Fuerza Aérea ucraniana.

“Pero es posible que Rusia pueda reponer los Kinzhals con relativa facilidad”, afirmaron los especialistas del NYT. “Dado que el Kinzhal es simplemente una versión modificada de un misil existente, podría ser más fácil de producir que, por ejemplo, crear más Zircons, que tienen que ser construidos desde cero”.

El sitio donde cayó uno de los misiles rusos en Kiev (REUTERS/Gleb Garanich)

El sitio donde cayó uno de los misiles rusos en Kiev (REUTERS/Gleb Garanich)

No necesariamente, aunque Rusia pueda producir más Kinzhals con relativa rapidez. A pesar de que el jueves pasaron más misiles rusos de lo habitual, una guerra aérea por sí sola no será decisiva.

En comparación, Rusia causa mucha más destrucción con los miles de proyectiles de artillería que dispara en Ucrania.

Y la guerra terrestre sigue en un punto muerto. Muchos analistas afirman que la tan esperada ofensiva de primavera de Rusia ya está en marcha, pero que está teniendo poco impacto porque sus tropas y arsenales están muy mermados.

© The New York Times 2023

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